El máximo responsable de la OTAN contra las amenazas emergentes, Jamie Shea, aseguró durante una sesión informativa que, de momento, la ciberdefensa es una cuestión nacional.
No descartó que habrá cierto nivel de colaboración pero no dio por buena la posibilidad de crear un equipo de respuesta rápida para asistir a algún miembro ante un ataque concreto. La idea, al menos de momento, no tiene ningún viso de prosperar.
Durante todo el año pasado unos 2.500 ataques fueron realmente graves. En el centro trabajan unos 130 expertos de 15 países, que se dedican la mayoría del tiempo a interceptar los correos electrónicos falsos con los que los piratas intentar conseguir claves de acceso e información secreta de la organización. Si se trata de un amenaza seria, los expertos no solo la desactivan sino que intentan rastrear su origen.